En el marco de la Semana de Concientización sobre la Miopía, el oftalmólogo Jorge Kleisinger explicó los factores que estimulan su progresión, los nuevos tratamientos disponibles y la importancia de la prevención desde la infancia.
“La miopía no es solo un defecto refractivo: es una enfermedad progresiva”, advirtió.
El Consejo Argentino de Oftalmología lanzó una encuesta nacional para evaluar el estado de la afección en niños en edad escolar.
En diálogo con CIUDAD TV, el oftalmólogo Jorge Kleisinger brindó detalles sobre el avance de la miopía en la población y los esfuerzos por frenarla, en el marco de la Semana de Concientización organizada por el Consejo Argentino de Oftalmología, del 9 al 14 de junio.
“Lo que es novedoso ahora respecto de la miopía es que existe un tratamiento para tratar de detenerla. Hay cosas que estimulan su aumento y hay cosas que estimulan su freno”, señaló.
Según explicó, tradicionalmente se consideraba a la miopía como un defecto refractivo más, similar a la hipermetropía o el astigmatismo. “Pero la miopía tiene un sesgo más de enfermedad”, indicó.
En ese sentido, recordó que la campaña coincide con el aniversario del fallecimiento de Jorge Luis Borges, “que siendo miope desarrolló una ceguera a punto de partida de esa enfermedad”.
Sobre los tratamientos disponibles, Kleisinger aclaró: “Más allá del procedimiento quirúrgico para tratar de no usar anteojos, hay anteojos especiales, hay gotas que se preparan especialmente, que son tratamientos que tratan de disminuir la miopía”. Estos nuevos métodos buscan detener la progresión de la afección.
“La miopía produce una dificultad visual de lejos. En ciertos grados, altera el desarrollo escolar, el trabajo y la vida diaria. Y la progresión es muy grande”, explicó el especialista. Detalló que el 30% de las consultas oftalmológicas por anteojos corresponden a casos de miopía.
Además, advirtió que “una de las principales causas de discapacidad visual no corregida en el mundo es la miopía”.
Kleisinger destacó la influencia de los estilos de vida actuales. “Después de la pandemia, aumentó mucho la miopía porque una de las causas que la estimulan es la visión cercana.
Ese esfuerzo visual de cerca estimula la miopía”, afirmó. Recomendó equilibrar la lectura o uso de pantallas con al menos dos horas diarias de actividades al aire libre, ya que “se ha comprobado que la luz solar disminuye el desarrollo de la miopía”.
“No es la pantalla per se la que causa daño, sino la falta de luz ambiente y la acomodación de cerca”, explicó. Por eso, advirtió que el uso de celulares en condiciones de poca luz, especialmente en niños, agrava el problema.
“Las pantallas como juego o diversión deberían reducirse. En chicos menores de 2 años, nada. Después de los 4 años, puede ser una o dos horas por día, pero con mucha actividad al aire libre”, aconsejó.
También remarcó la necesidad de realizar controles oftalmológicos desde edades tempranas. “No deberíamos llegar a la edad escolar sin un control oftalmológico.
Si un chico se acerca mucho al televisor, por ejemplo, para poder verlo, hay que hacer una consulta”, expresó. Y recordó que en Chaco la ley exige controles al nacer, a los seis meses, a los tres años y luego cada dos años.
Kleisinger advirtió sobre las consecuencias de no detectar a tiempo esta afección: “Si ese problema lo tuviera en un solo ojo, el padre ni se va a dar cuenta.
Y por no usar anteojos antes de los seis años, no va a poder desarrollar visión”. Afirmó que “el desarrollo de la miopía no es algo que sea reversible cuando le demos tratamiento, lo que se trata es de detener la progresión”.
Los tratamientos actuales incluyen gotas de atropina diluida y anteojos de desenfoque, útiles en casos de miopía progresiva. “En el caso de un chico o una persona que no va aumentando, no tiene sentido estos tratamientos. Pero por lo general, la miopía va progresando, sobre todo en los chicos y adolescentes”, explicó.
También se refirió a los factores hereditarios: “Tiene cierta tendencia hereditaria. Si tiene dos padres con miopía, existen más posibilidades, pero no es seguro. Es multifactorial”. Recomendó, incluso cuando se usan pantallas, “hacer lectura durante el día, con ventanas abiertas”.
Respecto de la cirugía refractiva, aclaró que “corrige el defecto óptico superficialmente, la persona ve mejor sin anteojos, pero el ojo sigue siendo igual de miope, con las mismas debilidades”.
Agregó que “la cirugía es muy útil para el confort y la calidad de vida del paciente, pero no detiene la progresión si no ha terminado”. Indicó que los procedimientos quirúrgicos suelen realizarse después de los 20 o 24 años, y que es necesario comprobar que la miopía no progresa durante dos o tres años previos.
Finalmente, Kleisinger informó que el Consejo Argentino de Oftalmología puso en circulación una encuesta dirigida a familias con niños en edad escolar, como parte de un estudio nacional sobre el avance de esta enfermedad: https://forms.gle/MN2YgwYfiu3ZA4Um6.
“Pueden hacer el formulario por razones estadísticas, para seguir estudiando a la población en esto que se está volviendo una epidemia, no solo en el mundo, sino también en nuestro país”, concluyó.-
FUENTE: https://chacodiapordia.com/
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