Este miércoles lamentablemente confirmaron lo que la madre (Cristina Castro) suponía.
El cuerpo sin vida hallado el 15 de agosto pasado es de Facundo Astudillo Castro.
Un asesinato que tiene como principales sospechosos a miembros de la fuerza de seguridad provincial, esta vez de Buenos Aires.
Sin embargo, los pedidos de justicia que comenzaron hace poco más de cuatro meses (30/04/20) tuvieron sólo a la mamá de Facundo en la primera línea de batalla, junto a familiares, amigos y muy pocas organizaciones políticas, sociales y gremiales.
Pese a que todo apunta a excesos por parte de efectivos bonaerenses, no tuvo el “raid mediático” y la “indignación” que mostraron durante casi dos años y medio algunos actores, periodistas y distintos personajes políticos identificados con el “kirchnerismo” con la desaparición de Santiago Maldonado (Chubut, 1 de agosto de 2017).
Que lástima que esas insistentes manifestaciones, y hasta vehementes en algunos casos, que predominaron en cientos de horas televisivas y de líneas gráficas no tuvieron esa misma fuerza para pedir justicia por éste joven de 22 años. Que lástima que la defensa de una muerte, dependa de factores políticos y no se trate únicamente de hallar una justicia rápida y eficiente.
Estamos en un país donde la visualización de un crimen, depende de a quién responda su victimario. No es lo mismo una desaparición durante un gobierno “kirchnerista-peronista” (como el también ocurrido con Luis Espinoza en Tucumán, en mayo pasado), que si sucede durante una gestión Radical, del Pro o de cualquier otra alianza política contraria a los K. Incluso las famosas organizaciones y secretarías (provinciales y nacionales) de Derechos Humanos inclinan su balanza de acción de acuerdo a los actores involucrados.
Estas situaciones que se replican en todo el país, dejan en evidencia que clase de dirigentes son ellos, que utilizan una desaparición, asesinato o cualquier otra eventualidad que les traiga un rédito político y no el verdadero sentido de justicia que pregonan ante los medios de comunicación.
Ya no hay escandalosos reclamos de renuncia y pedidos de enjuiciamientos contra los Ministros de Seguridad provinciales o nacionales, como los padecidos por Patricia Bullrich hasta hace un tiempo atrás.
Tampoco misas con figuras sociales y políticas, como cuando la actual vicepresidente Cristina Kirchner sostuvo la foto de Maldonado.
Claro, Facundo Astudillo Castro habría sido detenido, torturado y asesinado por una policía que responde al gobernador Axel Kicillof y Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni (más “kirchneristas” no se consiguen) y debe ser que para el kirchnerismo es mejor ocuparse de otros temas “más importantes” como la polémica nueva reforma judicial, que intentar darle paz a una familia, y a una sociedad, que todos los días debe convivir con una inseguridad alarmante.
Expresan en los medios de comunicación que no quieren delincuentes en las calles pero los legisladores de su partido tratan de sacar leyes para liberarlos. Siempre, el doble discurso k.
De esto se trata la irónica y doble moral “k”.
“Explotar” alguna situación o descartarla, de acuerdo a su conveniencia política. Si rinde o no rinde, como un programa de televisión que sólo busca rating bajo cualquier costo.-
FUENTE: Jessica González
Secretaria General Adjunta
Comité Provincial
UCR Chaco
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