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domingo, 13 de diciembre de 2020
UNO POR UNO: LOS DESTINOS DE OCHO EVADIDOS DE LA CÁRCEL DE TRELEW
By CONTACTO INICIALdomingo, diciembre 13, 2020Actualidad y Noticias de Argentina, Historias de MONTONEROS en Argentina, Por Mario Vidal - Periodista ChaqueñoNo comments
En 1972, diez subversivos argentinos se sacaron una foto en La Habana. Eran todos gente relacionada con lo que había sucedido en Trelew el 15 de agosto de ese año.
Ese día hubo una fuga de terroristas encerrados en el penal de Rawson.
Los que estaban en la referida foto fueron algunos de los que lograron huir.
Cruzaron a Chile en un avión de línea de Austral, que otro grupo había secuestrado cuando hizo escala en Trelew.
Gracias a los buenos oficios del socialista presidente chileno Salvador Allende, después siguieron viaje a Cuba, donde fueron recibidos casi como héroes por Fidel Castro.
Fue allí donde se sacaron esa imagen grupal. Tiempo después, ya militarmente entrenados, regresaron a la Argentina y reemprendieron para sus respectivos trabajos de terroristas.
Excepto dos de los que estaban en la foto, los otros ocho murieron tan violentamente como habían vivido.
Uno que a pesar de su tormentosa vida terminó muriendo en paz y tranquilamente fue Enrique Gorriarán Merlo, fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y de su brazo armado, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Una biblioteca de Managua, Nicaragua, lleva su nombre, tal vez en reconocimiento a haber sido uno de los ejecutores del sanguinario ex dictador de ese país, Anastasio Somoza.
El otro que tuvo (y sigue teniendo) un final feliz es Fernando Vaca Narvaja, quien en 1975 actuaba en el Chaco. Cuando ese año 21 subversivos cayeron en manos de la Policía del Chaco, él, junto con otros 13, logró eludir el cerco policial y escapar.
Al año siguiente zafó de la persecución de los militares huyendo a México, regresando al país 1989, gracias a Carlos Menem. Es el abuelo de la hija de Florencia Kirchner.
Pero los otros que se ven en la foto, o fueron acribillados a balazos o siguen desaparecidos.
El destino de cada cual
Los nombres de los otros ocho que están en la foto y el destino final de cada uno de ellos son los siguientes:
“Gringo” Domingo Mena. Fue uno de los fundadores del ERP, brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Convenció al carcelero Facio de facilitarles la fuga de la cárcel de Trelew a cambio de 10 millones de pesos. Mena le entregó 5 millones enviados por el ERP. El pacto era que la otra mitad le entregarían después.
Pero el corrupto guardián nunca cobró esa otra mitad. Meses después, una madrugada, tocaron en la puerta de su casa. Preguntó desde adentro quiénes eran. “Venimos de parte del Gringo Mena”, le respondieron. Seguramente creyendo que le traían el resto de la plata, abrió la puerta. Se lo llevaron, y desapareció para siempre.
El 19 de julio de 1979, Mena fue secuestrado junto con su mujer Ana Lanzillotto. Nunca más aparecieron.
Carlos Andrés Goldenberg. Fue el ejecutor material del asesinato del jefe de la Policía Federal Argentina, Alberto Villar, y de su esposa, Elba Marina Pérez, el 1 de noviembre de 1974.
Fue con una bomba, cuyo estallido fue tan potente que los restos de la embarcación en que navegaban por el Delta del Tigre se esparció por todas partes. El presidente Perón lamentó mucho éste asesinato, porque él lo había designado en el cargo.
Fue también uno de los autores de un resonante y espectacular secuestro. Ocurrió el 19 de septiembre de 1975 cuando tras matar a su chofer y a un gerente de la compañía se llevaron a los hermanos Bunge y Born, herederos de un gran imperio económico. Por éstos cobraron 60 millones de dólares, el más alto de la historia argentina.
Al mes siguiente, 5 de octubre de 1976, encabezó uno de los pelotones que atacaron el Regimiento 29 de Infantería de Formosa.
El 10 de agosto de 1976 fue muerto por un retén militar que interceptó el auto en que viajaba, sobre la calle Paraná, en el límite entre Vicente López y San Isidro. Tenía sólo 24 años.
José Víctor Fernández Palmeiro. Fue uno de los que el 15 de agosto de 1972 secuestraron el avión de Austral que utilizaron para la fuga del penal de Rawson.
Por ser español su apodo oficial era “Gallego”, aunque también le decían “Dedo”. Esto último porque, se decía, poniéndole un dedo en la espalda a un policía lo había despojado de su arma reglamentaria.
El 8 de marzo de 1973 integró el grupo que secuestró al director del diario “Crónica”, Héctor Ricardo García, a quien obligaron a publicar en la tapa y en forma destacada un comunicado del ERP apoyando la fórmula del FREJULI, Cámpora-Solano Lima.
El 21 de abril de 1973 dirigió la toma de la localidad de Ingeniero Maschwitz (Buenos Aires).
El 30 de abril de 1973 participó del asesinato del contraalmirante Hermes Quijada.
El músico Andrés Calamaro le dedicó a éste asesinato una canción titulada “22 de Agosto”, algunas de cuyas estrofas decía: “El marino Hermes Quijada se enteró que la muerte viajaba en moto/. El Gallego Fernández Palmeiro, combatiente del ERP/ 22 de Agosto, era el piloto que lo llenó de plomo/, lo llenó de plomo y se las tomó”.
Ésta sería, sin embargo, su última acción: aquí cayó gravemente herido, y no sobrevivió.
El ERP publicó un afiche con su foto, acompañado de éste texto: “Caído en la lucha por la Patria Socialista”.
Mario Roberto Santucho: El 19 de julio de 1976, murió junto con otros dirigentes políticos del ERP en un ataque militar a la vivienda donde se encontraban. Tenía un balazo en el pómulo, otro en el cuello y nueve de la cintura para arriba.
El capitán que lo acribilló a balazos, Juan Carlos Leonatti, también gravemente herido, murió en el hospital sin enterarse que había matado nada menos que al fundador del ERP.
Marcos Osatinsky: Fue uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y después dirigente de Montoneros.
En sus pergaminos figuraba que en un sólo día (26 de junio de 1969) con otros “combatientes” él había incendiado nada menos que trece supermercados de la cadena Minimax, y planificó la toma de la ciudad bonaerense Gorín (30 de julio de 1970), de donde robaron gran cantidad de armas y dinero.
Durante la citada fuga del penal de Rawson, fue el que mató al guardia Juan Gregorio Valenzuela.
Lo asesinaron en Córdoba el 21 de agosto de 1975, todavía en plena época de Isabel Perón. Su verdugo fue el capitán de ejército Héctor Pedro Vergéz, de la Triple A.
Antes de matarlo, lo ataron con una cadena al parachoques trasero de un auto y los arrastraron por la ruta.
Su cuerpo fue entregado a la familia, pero durante el traslado el cajón fue secuestrado por paramilitares que llevaron el cadáver al paraje Barranca Yaco, y lo dinamitaron.
Ana Dora Wiessen. En la foto, su imagen está coloreada por ser la única mujer del grupo.
A los 18 años se incorporó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y una de sus primeras acciones fue integrar el grupo que secuestró el avión de pasajeros que luego los evadidos de la prisión de Rawson usaron para su huida a Chile.
El 24 de octubre de 1975, integró “los pelotones Montoneros de combate Beláustegui y Juan Pacho Senandrea” que secuestraron al ingeniero alemán Franz Metz, gerente de producción de la empresa automotriz Mercedez Benz, con asiento en La Matanza.
Por ese cautivo exigieron un rescate monetario, la reincorporación de 117 obreros despedidos y la publicación de una solicitada en ocho grandes diarios de Francia, Italia, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos, México, Venezuela y Perú.
Liberaron al ejecutivo alemán dos meses después (23 de diciembre), previa reincorporación de los obreros cesanteados y el pago de un rescate que según la empresa fue de 7,5 millones de dólares, aunque Firmenich aseguró que sólo recibieron 2 millones de dólares.
Ya durante el proceso militar y en el marco de lo que Montoneros denominó “Contraofensiva”, con el grado de oficial segundo (capitán), operaba en la Zona Norte del Gran Buenos Aires.
Pero el círculo se le cerró el 19 de julio de 1979, a los 30 años, cuando cayó junto con su pareja Bernardo Daniel Tolchinski (“Juliot”), otro fundador de las FAR. Los dos figuran hasta hoy como desaparecidos.
Roberto Jorge Quieto. Con el tiempo llegó a ser uno de los más renombrados y polémicos dirigentes de Montoneros.
El 28 de diciembre de 1975, mientras disfrutaba con su familia de un día de playa en Martínez (Buenos Aires), fue detenido y llevado a la Guarnición Militar de Campo de Mayo.
Montoneros removió cielo y tierra en procura de su ubicación y liberación, pero en febrero de 1976 el tribunal revolucionario de la organización lo encontró “culpable de los delitos de deserción en operación y delación”. Lo degradaron y sentenciaron a muerte, “pena a ser aplicada en modo y oportunidad a determinar”.
Alegabanque bajo los efectos de la tortura había proporcionado información clave “al enemigo”.
Fue desde entonces que Montoneros estableció para sus miembros principales y combatientes en general, con carácter de obligatorio, el uso de la pastilla de cianuro para no entregarse vivo.
“Fue por el caso Quieto que decidimos generalizar la pastilla de cianuro para evitar la delación en tortura”, declaró Mario Firmenich.
No hizo falta que Montoneros matara a Roberto Jorge Quieto: nunca se supo más nada de él.
Estas historias generalmente son desconocidas. Es que, como lo dijera Rodolfo Galimberti, otro símbolo de los violentos años 70, “el drama de nuestra generación es que no les contaron a las generaciones futuras cómo fue la historia”.-