La campaña de donación de sangre y médula, que llevaron adelante Mariana Da Cunha, junto a la técnica en hemoterapia Marcela Olleros, con el acompañamiento de profesionales de la región y el Hospital de Charata tuvo una amplia repercusión.
Muchas personas de todas las edades se acercaron a donar sangre, y además tenían la opción de inscribirse como donantes de médula, algo que todos aceptaron.
Mariana Da Cunha, junto a su esposo, Federico Bernard, llegaron al hospital, tras una mal momento que vivieron ayer, cuando delincuentes le robaron la computadora donde tenían las fotos y videos de su hijo Juan Francisco, quien falleció por Leucemia, y si bien la recuperaron los delincuentes borraron todos esos recuerdos.
Sin embargo, sus ojos cambiaron al ingresar y ver el movimiento en la sala acondicionada con tres camillas y la gente haciendo cola para donar sangre.
“No me esperaba esto”, dijo entre lágrimas Mariana, quien lleva adelante la campaña desde diciembre pasado, y ha conseguido, junto a Marcela Olleros, que la donación de sangre y médula pueda ser diaria en el hospital de Charata.
Mariana logró poner su dolor al servicio de concienciar a la gente, sobre la importancia de donar médula, y estos 7 meses ya son más de 50 los donantes solo en Charata. “Esperamos llegar a cien pronto”, se ilusiona
“Lo más importante es no esperar que te pase a vos, para tomar conciencia, para ser empático, para saber que podés salvar vidas con 10 minutos de tu tiempo”, indicó, todavía con lágrimas en sus ojos, y la sonrisa dibujada al ver tanta gente.
La tarea es incesante, hombres y mujeres (mayormente) de todas las edades, esperan por su turno, y las tres camillas están a full, junto a sus colegas colaboradoras (donando su servicio), Marcela Olleros se hace un tiempo para charlar con NORTE. Su cara también evidencia satisfacción, por la cantidad de gente.
“La verdad es que la gente ha tomado conciencia y se acerca, esto es muy importante, podemos salvar vidas, solo estando hoy aquí”, insiste. Mientras espera un lugar físico, fijo en el hospital, que aún no tiene, trabaja en el quirófano, de lunes a viernes de 6 a 10.30, para quienes se quieran acercar a donar sangre y médula.
Marcela recuerda que con 18 años, pesando más de 50 kilos, con tu DNI, y estando sano o sin síntomas de gripe, no estando medicado, y si ya pasó un año de tú último tatuaje, vos podés salvar vidas, con esos 10 minutos y 450 mm de sangre.
La campaña se extiende poco a poco. En Quitilipi, o Saénz Peña, donde hay gente que consulta para poder extenderla.
“El mayor impacto, además de conseguir más donantes es que cada vez haya más gente que consciente y empática.
No esperar que le pase algo a su familia, o a un amigo. La agonía de esperar que llegue esa médula para un hijo es terrible, ver cómo ese tiempo consume al enfermo. Todos somos capaces de salvar vidas, y saber que podemos hacer esa diferencia”, dice Federico Bernard, papá de Juan Francisco.-