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lunes, 31 de agosto de 2020

"Con críticas a Obligado y elogios a Duca: Vidal Mario presentó otra edición de Napalpí"

Vidal Mario presentó otra edición de “Napalpí, la herida abierta”

Vidal Mario presentó la quinta edición de su libro “Napalpí, la herida abierta”, (Editorial Librería de la Paz), ocasión en que se refirió a algunos episodios vinculados al mundo aborigen ocurridos durante las gestiones de Manuel Obligado, Anselmo Zoilo Duca y el presidente paraguayo Carlos Antonio López.

El acto se desarrolló en la sede de la mencionada editorial, en forma de entrevista al escritor de parte de Lautaro Quirós, director de Cultura de la Municipalidad de Resistencia.

“En el norte argentino, los remingston, los máuser y los winchester marcaron el fin del mundo indígena y el coronel Manuel Obligado fue uno de los exterminadores de indios que se negaban a someterse”, aseguró el autor durante la entrevista.

Apuntó que “Obligado, primo del poeta Rafael Obligado, nunca fue gobernador en el sentido que hoy le damos a ese término porque el Chaco era sólo un departamento del Ministerio del Interior de la Nación. 

Se le llama gobernador porque los territorios nacionales eran también denominados gobernaciones; en realidad él era comandante en jefe de las fuerzas de ocupación militar del Chaco”, aclaró.

Afirmó que “todo valía, no había códigos en aquella guerra contra el indio” y que “Manuel Obligado, cuyo nombre sigue llevando el salón auditorio de nuestra Casa de Gobierno, tampoco los tenía”.

Recordó que el 19 de agosto de 1885 Obligado emitió el decreto N° 5 de creación de dos regimientos de Caballería integrados exclusivamente por indígenas, y los mandó a atacar las tolderías de su propia gente”.

“La verdad –concluyó- es que Obligado estaba imbuido de los más severos principios del deber militar, consideraba enemigos a los indios reacios a someterse y los trataba como enemigos, aunque sus discursos y cartas dijeran lo contrario”.

La gran contribución de Duca

En contraposición con Obligado, Centeno y otros, Mario destacó “la gran contribución” del gobernador Anselmo Zoilo Duca en procura de mejorar la crítica situación del aborigen.

A su juicio, desde el punto de vista social y reivindicativo el aporte más relevante de Duca fue la organización de la Primera Asamblea Indigenista Chaqueña que se realizó durante los días 1,2 y 3 de agosto del año 1958 en la Universidad Popular de Resistencia, bajo la presidencia del historiador Carlos López Piacentini.

Mario calificó a aquel relevante acontecimiento de “punto de inflexión en la evolución de la política indigenista en el Chaco, porque Duca entendía que la raíz del problema aborigen era la educación e impuso su pensamiento en dicha asamblea”.

Destacó a continuación que dicho encuentro se realizar bajo la advocación de Enrique Lynch Arribálzaga, creador de la Reducción de Napalpí y propulsor de otras acciones en favor del aborigen.

El autor pasó revista, seguidamente, a otros hitos sumamente beneficiosos para los aborígenes, como la creación a principios de los años 60 del Barrio Toba de Resistencia, la constitución en 1962 del Coro Chelaalapi, la fundación en 1963 de la Asociación Amigos del Aborigen de Quitilipi, y la sanción en 1987 de la Ley del Aborigen.

Ofreció, a continuación, anécdotas ligadas al universo indígena, entre ellas que a fines de los años 50 López Piacentini dirigía una revista dedicada a reclamar reivindicaciones para el aborigen y que el nombre de la publicación era, precisamente, Reivindicación.

Resaltó además la figura y las obras de otros importantes indigenistas del pasado como el citado Lynch Arribálzaga, el doctor Aníbal Burlli, René Sotelo y la señora Inés García de Márquez.

Atropello a aborígenes paraguayos

El escritor recordó finalmente un “bochornoso episodio de la historia de mi país natal: el compulsivo apropiamiento de inmensas extensiones de tierras indígenas por parte del Estado paraguayo en 1843 y en 1848”.

A través de dos decretos, dijo, “el presidente Carlos Antonio López literalmente les robó sus tierras a los aborígenes que vivían en el Departamento Oriental del Paraguay”.

Explicó que el traspaso de propiedades aborígenes al Estado se dio a través de un decreto dictado el 26 de noviembre de 1843 y de otro decreto similar emitido el 7 de octubre de 1848.

Dichas disposiciones abarcaron, precisó, a tierras de aborígenes de Itá, Yaguarón, Ypané, Guarambaré, Atyrá, Altos, Yutÿ, Santa María de la Fe, Santa Rosa, San Ignacio, Santiago Cosme, Trinidad, Jesús y Carmen de Paraná, entre otras poblaciones.

Explicó que “los López dividieron a los pobladores de esos pueblos en capaces e incapaces de ser propietarios” y que “como los indios y mestizos eran supuestamente incapaces de ser propietarios todas sus tierras pasaron a manos del Estado”.

Señaló que a esos mismos indios el Gobierno les concedió categoría de “ciudadanos de la patria”.

“¿De qué podía servirles eso si ahora debían trabajar para otros las tierras que habían sido suyas, si se les hablaba de libertad pero se les negaba libertad hasta el extremo de negarles el derecho a la tierra, que para ellos era la vida misma?”, concluyó Vidal Mario.-

FUENTE: Vidal Mario - Periodista & Escritor Chaqueño

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