Argentina, gracias a la exitosa gestión del titular de la cartera económica
Martín Guzmán, recibió el apoyo de los tenedores de bonos para la
reestructuración del 99% de su deuda internacional.
Ahora queda libre el camino para que la nación salga del noveno default de su
historia.
En el anuncio realizado ayer estuvieron dos personajes que en una
negociación anterior fracasaron rotundamente: Cristina y Kicilloff.
Vale la pena hacer un poco de historia al respecto, recordando que en octubre
del 2012 el país sufrió un duro golpe: el embargo de 28 bienes en el exterior
por el rechazo de los bonistas a un plan de pago propuesto por el anterior
presidente, Néstor Kirchner.
Entre los bienes embargados al Estado argentino figuraban la Fragata
Libertad, el avión presidencial Tango O1, la casa donde vivió el general San
Martín en Boulogne Sur Mer (Francia), las residencias de los embajadores
argentinos en Estados Unidos, las cuentas bancarias del Banco Nación y del
Banco Central en Nueva York, un satélite, y hasta inmuebles de las Fuerzas
Armadas en el exterior.
Transcurridos otros dos años, y tampoco hubo arreglo.
Así que el 30 de julio
de 2014 Argentina entró en default “selectivo”.
“Default es cuando alguien no paga, y Argentina pagó”, protestó Cristina
Fernández.
“Decir que estamos en default es una patraña absoluta”, afirmó su jefe de
Gabinete, Jorge Capitanich.
Sin embargo, estábamos en default. Y ello pese a que el 26 de junio de ese año
Argentina había girado 539 millones de dólares para abonar a una parte de los
bonistas.
Ese pago no llegó a manos de sus destinatarios por una disposición del juez
Thomas Griesa de que si no se pagaba a los fondos buitres tampoco se le
pagaba al resto de los acreedores. “O se les paga a todos o a nadie”, había
resuelto el magistrado neoyorquino.
Todo aquel dinero que Cristina dijo que se había pagado en realidad quedaron
congelados en una cuenta que el Bank of New York Mallon tenía en el Banco
Central.
Esa declaración de default puso al país en una delicadísima situación debido a
que daba libertad a todos los acreedores para reclamar el inmediato pago de
todo el capital.
Quedaron al alcance de los fondos especulativos para ser llevados unos 29.000
millones de dólares, casi el total de reservas de divisas de Argentina.
Argentina necesitaba salir pronto de esa situación. Ya no podía tomar dinero
del exterior y, para financiarse, le quedaban solamente dos caminos: devaluar
el ya demacrado peso o emitir sin respaldo nuevos billetes, con los daños
colaterales que ello implicaba.
“Nada de confianza”
Fue en ese marco que en septiembre del 2014 la encuestadora Management &
Fit hizo una encuesta bajo ésta consigna: “¿Le genera confianza la manera en
que CFK conduce el gobierno?”.
Dicha encuesta cayó en medio de un año en que cada día la población se
enteraba de algún nuevo caso de corrupción, el país estaba en cesación de
pagos y muchos inversores internacionales decían que el Banco Central estaba
“casi en bancarrota”.
El resultado de la encuesta arriba señalada fue el siguiente: “No sabe/no
contesta (1,1 por ciento), Mucha confianza (19 por ciento), Algo de Confianza
(18 por ciento), Poca Confianza (22,4 por ciento) y Nada de Confianza (39,5
por ciento)”.
Los porcentajes de nada de confianza y poca confianza eran previsibles: en
enero la moneda se había devaluado (Cristina había jurado que no iba a
devaluar), en los primeros ocho meses del 2014 el Central había perdido
reservas por 2.700 millones de dólares, y la inflación, emisión de billetes y
recesión se habían acelerado.
Desde el 31 de octubre de 2011, cuando el ministro Kicillof y el secretario
Guillermo Moreno impusieron el cepo cambiario, la caída de reservas había
superado los 20.000 millones de dólares. Dicha caída equivalía a casi la mitad
de lo que tres años antes había tenido el ex presidente del Banco Central,
Martín Redrado.
“¡Perdiste con dignidad!”.
En octubre de 2014, José Antonio Díaz, un especialista en temas económicos
que murió hace tres años, recordó un tenso encuentro que el lunes 29 de
septiembre habían sostenido el titular del Banco Central y el ministro de
Economía.
Relató que en esa oportunidad el presidente del Banco Central, Juan Carlos
Fábrega preguntó al ministro de Economía:
“Axel: ¿le has explicado a la
Presidenta lo que significa tener que emitir 120.000 millones de pesos más
antes de fin de año?. ¿Ella sabe que ya tenemos cerradas las puertas a los
dólares que puedan venir del exterior, y que las automotrices ya no tienen
divisas para importar?”.
Testigo de ésta conversación, dijo, fue el Secretario Legal y Técnico de la
Presidencia de la Nación, Carlos Zannini, quien sería en las elecciones
presidenciales del 2015 candidato a vicepresidente como compañero de
fórmula de Daniel Scioli.
De esa reunión también participó el entonces jefe de Gabinete, Jorge
Capitanich.
En aquel señalado encuentro, Fábrega advirtió a sus tres interlocutores: “Si el
Banco tiene que seguir bancando el déficit, mejor que nos preparemos para
una mayor inflación”.
Fábrega (que era “antiKicillof”) sostenía que el Banco Central no debe ser
ventanilla de un gobierno en rojo y que emitir descontroladamente billetes
para prestarle recursos al Gobierno era inflacionario. Pensar y obrar así le
costó el cargo.
Se sintió tocado en un encendido discurso que la Presidenta pronunció el 30
de septiembre de 2014 y al día siguiente, 1 de octubre, presentó su renuncia al
cargo.
Dijeron algunos que al día siguiente Cristina lo llamó y le dijo: “¡Perdiste con
dignidad, pero te sacaste un tremendo peso de encima!”.
Fábrega, en realidad, se alejó porque no tenía interés en dejarse llevar por la
prepotencia juvenil y militante del ministro de Economía, hoy gobernador de
Buenos Aires.
“Soy un profesional de las finanzas públicas, y no voy a usar a ésta altura de
mi vida un cargo para hacer política o quedar bien”, declaró.
En los primeros días de octubre su sucesor, Alejandro Vanoli, le facilitó al
Gobierno 11.633 millones de pesos.
Un derechista en el poder
Para fines de 2014, Cristina ya parecía ser una Presidenta que había perdido
noción de la realidad.
Se la escuchaba decir cosas sorprendentes como que Barack Obama la quería
matar, que el papa Francisco tenía puesta la camiseta de la Cámpora. o que la
organización guerrillera islamita Isis era “un invento cinematográfico de
Holliwood”.
Creía ver una conspiración general contra su gobierno y se consideraba como
la única en el mundo que se había animado a plantarse ante los acreedores
conocidos como buitres, quienes desde hacía catorce años reclamaban
judicialmente cobrar.
En las elecciones de noviembre del 2015, el peronismo fue vencido por un
derechista que ni partido tenía.
¿Por qué pasó lo del ascenso de Macri al poder?. ¿Fue debido a que el pueblo
es tonto, o a que el kirchnerismo no hizo bien los deberes?.-
FUENTE: Vidal Mario - Escritor & Periodista Chaqueño
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