SANITARIOS TARAGUI

domingo, 17 de noviembre de 2013

"La radio siempre fue un servicio"

Cultor musical y portador de una de las voces profesionales más representativas de la región, Alfredo Humberto Norniella acaba de cosechar un nuevo premio. 

La escuela de estudios radiofónicos Eter distinguió su trayectoria y lo hizo por primera vez con un locutor que ejerce fuera de Buenos Aires. 

En enero el conductor de "Bien Temprano" y "A bombo y Fuelle" cumplirá 50 años de labor periodística en Cosquín, la Meca del folclore argentino. 

En televisión su labor periodística completó un ciclo y aunque hace un mes se retiró del rol de conductor en la edición central del noticiero de Canal 9, asegura que tiene otros proyectos. 

Hoy celebra haber elegido una carrera que permite `ayudar’ y ver con una ley de servicios de comunicación audiovisual que permita “seguir trabajando sin que se silencie lo que hay para decir”. 

Desde la cuna Su padre, Jesús Umberto Nornie­lla, es de origen español, asturiano, y su madre, Edelmira Pintos, es nacida en la vecina provincia, en Ingenio Primer Correntino, una pequeña comunidad próxima a Santa Ana. 

Hermano de Héctor Raúl Jesús, (ingeniero agrónomo, ya falle­cido), Omar Alberto (abogado) y Alicia María Luz (escribana), aclara: “Soy el único que no tengo el papelito colgado en la pared”, en alusión al título universitario en Agronomía que nunca obtuvo porque abandonó a poco de empe­zar la carrera. 

Aunque dice que no se arrepiente de haber cambiado las aulas de la universidad por los escenarios y estudios de radio, admite que sus padres se mudaron a Resistencia para que él y sus her­manos pudieran seguir estudiando. 

En Sáenz Peña “Me llevaba la música, me fluía; quería ser cantante y tocar algún instrumento”, recuerda de tiempos en los que se perfilaba su vocación. 

La familia Norniella vivía en el barrio Ensanche Sur de Presidencia Roque Sáenz Peña y el paso de la propaladora sedujo a Alfredo al punto de animarse a pedirle a Car­los Kraft que le permita hablar en público: “Ahí empecé, me dejaba presentar y cantar”, recuerda. También hizo experiencia en la conducción de concursos de can­tores en parques de diversiones y presentando a artistas de agrupa­ciones circenses cuando todavía era un púber. 

Más adelante estudió clarinete con Luis Omobono Gusberti e integró la banda de la Escuela de Música, en Resistencia, hasta par­ticipó de los inicios de una efímera orquesta de cámara. Parte de una formación de clarinetistas recuerda también haber actuado en el salón social de Monseñor De Carlo, uno de los pocos lugares en condiciones para ese tipo de presentaciones. 

Después siguió camino en la banda municipal -donde años más tarde se jubiló-, alternando actuaciones entre comparsas y bailes con la orquesta. Hubo un punto de inflexión en la elección de la carrera y para Norniella tal vez fue el examen que le abrió las puertas a la radio de amplitud modulada. 

Por concurso, a los 16 años ingresó en LT7 de Corrientes y luego pasó a LT5 de Resistencia. De esos primeros pasos narra una anécdota conocida por muchos. “Mi primera prueba, en una intervención periodística, fue en Cosquín una noche lluviosa de enero del 1964. 

Fue el año en que el premio Revelación fue para la delegación del Chaco integrada por Jovita Díaz y Luis Landriscina, con las guitarras de Santiago Víctor Portillo y Julio Agustín Nuevo. Viajé con lo que había ahorrado trabajando, porque no integraba la delegación. Fui como periodista y estaba fuera de la plaza. Un rombo del tejido era mi butaca, esa noche no dormí para hacer cola, llegar hasta el teléfono disponible para la prensa y llamar a LT7 para contar lo que había pasado”. 

Desde entonces la carrera no se detuvo -A partir de ahí no paré más (son­ríe). En enero de 2014 cumplo 50 años consecutivos de ir a Cosquín. En radio hay una línea muy delgada entre varias funciones. Antes se era periodista-locutor, ahora la actividad está más especializada. 

Yo era periodista en el canal y periodista-locutor en la radio. Además la disciplina musical me enseñó muchas cosas para aplicar en la radio, y después me discipliné en locución, cuando rendí todas las materias libre para obtener el carné nacional. 

¿Qué es lo mejor que le aportó esta profesión? -Haber sido útil a la gente. Siempre entendí que un medio de comunicación está al servicio de ella, cumple con sus funciones específicas y es un medio muy im­portante para ayudar a la gente. Pro­vengo de una época sin teléfonos celulares en la que la radio ayudaba a conseguir la chapa para el techo que se rompía, medicamentos, donantes de sangre, pasajes para los que debían viajar de urgencia, en la búsqueda de familiares. 

Gané muchos amigos a través de la radio y la música me dio popularidad. Tenía un programa de folclore en el que había chamamé, tango y música clásica. Los demás reproducían música del estilo Club del Clan, más pasatista. -Sin embargo a muchos hoy les cuesta comprender que se trata de servicios de comunicación -El Hospital Perrando se mane­jaba mucho con la radio y estable­cimos un vínculo muy estrecho. 

A todos los mandaban a hablar conmigo para enviar mensajes rurales por LT5, que era muy po­tente y llegaba a todos los rincones. Venían, por ejemplo, a avisar que el colectivo de las 18 viajaba fulana de tal, porque le dieron el alta y que la esperen en el kilómetro tal. 

Siempre la radio fue un servicio, lo dijo el Papa, el poder es servicio y la radio es algo poderoso. -También contribuyó en la ca­rrera musical de muchos artistas -Sí, es cierto y también hay gente que se olvida. Zitto (Segovia) de­butó en mi programa, por ejemplo. 

Era el dúo Gómez Segovia. Conocí a muchos, aunque hay bastante ingratitud en algunos. -Ir a Cosquín y a otros tantos festivales ayudó en su formación -Permite acumular mucho cono­cimiento y llega un momento en que confunde. 

Hay tantas cosas acumuladas que a veces cuesta seguir una línea elegida, la orto­doxia en mi caso, y a la vez hay que aceptar la renovación para no seguir en lo mismo. 

La música es movimiento. -¿Qué tipo de música escucha? -Escucho mucho folclore para actualizarme, lo nuevo y lo popu­lar; también me gusta mucho la música clásica, en el género lírico a los tenores y a las versiones ins­trumentales universales. 

Su programa emblema, A "Bombo y Fuelle" va a cumplir 50 años. En la radio, con premio Eter y sus compañeros Pedri Aguirre, Javier Jenefes y Tacuara Villalba. 

El presentador prestigia escenarios y por décadas acompaña festiva­les clásicos como el de Mburucuyá, del Chivo y del Taninero.-

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