Hace 44 años, el 10 de diciembre de 1975, apareció una nueva edición de la
revista “Evita Montonera”, órgano de difusión de la organización terrorista
Montoneros.
Con el título “Crónica de la resistencia”, contenía un comunicado que
reivindicaba la ejecución del ex comandante del II Cuerpo de Ejército,
general de división Jorge Esteban Cáceres Monié, ocurrida una semana
antes, el 3 de diciembre.
El hecho, por su salvajismo y por la forma atroz en que dejaron morir
también a la mujer del militar, generó el repudio y la condena de todo el
arco político argentino.
En su sepelio, quien en ese momento era comandante de ese mismo II
Cuerpo de Ejército, con asiento en Rosario, lanzó éste fulminante
juramento: “Amigo: no son argentinos los que te mataron, y por eso no les
vamos a dar tregua.
Los vamos a liquidar a todos”.
“Operativo Cacerola”
Sobre el hecho, reportes de la época relataron que el 3 de diciembre de
1975 el general Cáceres Monié conducía su camioneta desde Colonia
Urquiza hacia Paraná.
Para ello, había que cruzar un arroyo. El militar iba acompañado de su
mujer, Beatriz Isabel Sasiaiñ.
Cuando ambos estaban sentados en la cabina del vehículo, ya ubicados en
la balsa con la que debían cruzar el arroyo, Montoneros desató su
“Operativo Cacerola”.
La balsa ya había comenzado a moverse cuando llegó un Ford Falcon que
los embistió fuertemente, dejando a la camioneta parcialmente fuera de la
embarcación.
Del Falcon bajaron cinco terroristas armados que les dispararon a
quemarropa, causándoles graves heridas.
El conductor de la balsa, Américo
Benavidez, se arrojó al arroyo.
Uno de los guerrilleros sacó al militar de la camioneta y lo remató. Una
mujer, con un revólver calibre 38, le descerrajó el tiro de gracia.
Los ejecutores dejaron el cadáver en la balsa y huyeron en el auto con el
que habían venido, llevándose también la camioneta.
En su precipitada huida se llevaron a la esposa del asesinado, que estaba
gravemente herida. A unos 15 kilómetros del lugar, la arrojaron a una
profunda zanja.
Allí fue encontrada muerta, posiblemente desangrada, por un vecino que
pasaba por el lugar.
En el sepelio, el jefe del II Cuerpo de Ejército, comandante general
Jáuregui, declaró:
“Pese a los indiferentes, a los indecisos, a los cobardes, a los que juegan
con el país mientras otros juegan su vida por la patria, el triunfo será
nuestro.
Ésta guerra la vamos a pelear y ganar en el terreno que ellos elijan:
en los montes, en las calles, en la universidad, en los medios de
comunicación, en la justicia venal y complaciente, y en las organizaciones
políticas que alienten la subversión”.
El destino de los asesinos
Los acusados de asesinar al general Cáceres Monié y a su mujer tuvieron
diferentes destinos.
Mabel Fontana fue secuestrada dos años después, en abril de 1977. Hasta
hoy está desaparecida.
Edgar Tulio Valenzuela se suicidó con una pastilla de cianuro en 1978
cuando se vio cercado por las fuerzas de seguridad.
Miryan Ovando fue detenida en el mes de mayo de 1977.
Nunca más
apareció.
María Cristina Lucca fue detenida el 11 de noviembre de 1976. Recuperó
su libertad el 13 de junio de 1983, meses antes del retorno de la democracia al país.-
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