En estas circunstancias muy difíciles es bueno que el presidente se esfuerce por tratar de levantar el alicaído ánimo de nuestra sociedad, pero no alcanza con títulos, se necesitan realidades concretas.
Seguimos sin cerrar y sin precisiones sobre el acuerdo con el #FMI, mientras se acerca la fecha de un default y el oficialismo parece no superar sus diferencias y poder definir una orientación común.
Están en juego el rumbo de la política energética, tarifaria, hidrocarburífera, agropecuaria e incluso el rumbo tributario entre otras cuestiones.
Crecer sin ajustes dolorosos, reducir la inflación, mantener los derechos laborales y previsionales, aumentar el salario real, aumentar nuestras exportaciones y empleo; y tantas justas aspiraciones requieren una gestión gubernamental mejor, pautas realistas al momento del presupuesto, consenso social y político, un rumbo claro y una inserción internacional inteligente.
Un programa es imprescindible, el accionar cooperativo entre el estado y el sector privado es más que necesario; pero no se trata sólo de poner y proyectar números, se trata de construir políticas, técnicamente, tecnológicamente, socialmente y financieramente, viables.
Sin estas condiciones elementales, sin un acuerdo dentro del propio oficialismo y con un mundo cada vez más incierto, las frustraciones continuarán amenazando las posibilidades del país, de nuestra gente y de nuestras provincias.-
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