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martes, 31 de octubre de 2017

Ricardo Alfonsín: “Los radicales somos consultados en las principales decisiones de gobierno”

El diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, Ricardo Alfonsín, visitó ayer la provincia para acompañar las conmemoraciones que organizó la Unión Cívica Radical por el 34° aniversario del triunfo electoral de 1983. 

Al evaluar el rol del centenario partido en la alianza Cambiemos que gobierna hoy el país, reconoció que algunas actitudes no se corresponden con la “identidad y esencia” radical. “Me refiero a las decisiones que se toman en el Ejecutivo y que no pasan por el Congreso. En eso no hemos querido ser consultados”, señaló.

Por la mañana, antes de las actividades en la sede partidaria radical de Resistencia y en la Legislatura, el hijo del expresidente Raúl Alfonsín llegó a NORTE para repasar varios temas, en un análisis exhaustivo: su visión del país hoy en lo económico y social, con conceptos interesantes sobre “la grieta”; lo que piensa de los dichos de Elisa Carrió sobre los militares condenados sin pruebas y las prisiones domiciliarias para genocidas que tienen más de 70 años; la UCR en Cambiemos y la pérdida de su esencia. 

¿Cuáles por ejemplo?

-Tuvieron que dar marcha atrás con los aumentos de tarifas, la designación de jueces, el Correo. Pero también se tomaron buenas decisiones. Yo acompaño, como lo dijimos cuando celebramos este acuerdo. Acompañar y ayudar con todo lo bueno, tratando de hacer conocer nuestras opiniones. En política hay que dialogar y me parece que nos hemos olvidado. 

No es que el PRO no quiera dialogar, sino que pareciera que nosotros en el Comité Nacional sólo quisiéramos oír. El Comité se ha transformado en un desierto propositivo. Es distinto en la Convención Nacional, que está trabajando en la reforma laboral, tributaria, previsional, educativa, todas cuestiones importantes en las políticas de crecimiento.

El país

-¿Cómo evalúa la actualidad económica y social del país?

-Complicada. Una Argentina muy complicada, como en el 2015.

-¿Le parece que no avanzamos ni resolvimos nada?

-Que le haya llegado a la sociedad, no creo. Si no hubiéramos resuelto algunos problemas estaríamos peor. Peor hay cosas que se debían haber evitado si la UCR hubiera tenido un poco más de atrevimiento. Si lo hubiera hecho, el presidente sería mejor y probablemente el futuro sería mejor.

-Por ejemplo con los aumentos tarifarios.

-Sí, y yo en su momento lo dije. Creo que la mejor manera de colaborar es diciendo lo que uno cree de manera respetuosa y constructiva.

-¿Y siente que lo escuchan?

-No, no. En términos dirigenciales no me interesa tanto, sí que la sociedad vea que hago lo que creo que hay que hacer, aunque se paguen costos bastante elevados por eso. Antes era mucho peor porque si opinabas algo contra el gobierno, la dictadura te podía desaparecer. Ahora por ahí te hacen desaparecer de algunos medios. Son gajes del oficio.

El diálogo, una virtud

-¿Cómo visualiza el nuevo Congreso a partir de diciembre?

-No muy diferente del anterior, porque Cambiemos no tiene mayoría. Espero que se discuta mucho. Hasta ahora se ha discutido y eso es una virtud de Cambiemos. Pero objetivamente no se podía hacer otra cosa que dialogar. Espero que si algún día se logran las mayorías no se abandone la idea del diálogo. Espero que mi partido se haga cargo de todas estas discusiones sobre las que está trabajando la Convención Nacional, y defienda las posiciones con su propia identidad.

-¿Qué opina sobre el paso al costado de Ángel Rozas, dejando la presidencia del interbloque de Cambiemos en el Senado?

-Lo lamento mucho. No por Ángel sino porque creo que es un hombre que le aportaba mucha calidad al funcionamiento del bloque. Aunque yo no estaba acá cuando tomó esa decisión.

-Terminado su mandato como diputado nacional, ¿cuál es su futuro político?

-Trabajar por las ideas que tienen que ver con la UCR, en función de las cuales me acerqué al partido. No quiero que le cambien el sexo al partido. Que siga siendo lo que siempre fue la UCR.


Herencias eran las de antes

-¿Recuerda cómo vivió el triunfo del ‘83?

-Con preocupación. Ahora que está de moda hablar de herencias, yo digo que herencias eran las de antes. Para tener una idea, en 2015 la inflación heredada era alta, del 30%. La que heredó Alfonsín de la dictadura era del 600%. El déficit fiscal heredado en 2015 era de 5 a 6 puntos del PBI. En la época de Alfonsín era el 16% del PBI. 

Este gobierno recibió unos 30.000 millones de dólares de reservas, que era poco. Alfonsín recibió 250 millones de dólares de reservas. Los productos primarios que nos permiten aun en momentos de crisis recuperarnos, no valían nada comparado con lo que valen hoy. Las tasas de interés que pesaban sobre nuestra deuda eran altísimas. 

Era una herencia terrible. Y además los derechos humanos, la guerra y la desindustrialización, junto a una sociedad que había venido postergando demandas y exigía todo al gobierno democrático. Yo estaba enojado con la sociedad por lo que había pasado durante el proceso, con gran parte no queriendo enterarse. 

Tuve el coraje de hacer algo y acompañar. En ningún lugar del mundo se hizo lo que acá, luego de una dictadura, llevando al banquillo de los acusados a los que nos habían torturado, matado, secuestrado. Si no hubiera habido un pueblo que sostuvo y acompañó esa decisión, y que estuvo dispuesto a consolidar la democracia sin claudicaciones, hubiera sido imposible. Por eso estos reconocimientos (ayer en la Legislatura y en el partido), en el fondo, son al pueblo no al presidente.

Los valores

-Si tuviera que contarles a los jóvenes de hoy quién fue Raúl Alfonsín, ¿qué valores personales y políticos destacaría?

-Es muy difícil porque soy el hijo. En primer lugar, les contaría que no era una persona chinchuda como decían. Un hombre de muy buen humor, callado si de política se trataba. Escuchaba mucho y esa es una gran virtud de un político. Me enseñó a potenciar lo bueno de la gente. Fue un hombre con un gran desinterés por las cosas materiales. A veces me preguntan cuál es la mayor garantía para que los gobernantes no sean corruptos, y respondo: que no te interese la plata, que no sea un objetivo central en tu vida. Después también era una persona muy preocupada por el diálogo. Era consciente de la necesidad de terminar con la grieta. Él hablaba de la grieta, pero tenía otro nombre. Le llamaba desencuentros y antagonismos populares irreductibles.

-Bueno, ahora la grieta es otra cosa.

-No, la grieta es eso, los desencuentros entre los argentinos. Ocurre que estamos cometiendo el mismo error. No aprendemos de la historia. Creemos que con la grieta podremos salir mejor de los problemas que tenemos, y estamos muy equivocados. 

La política está haciendo un esfuerzo para eso. No todos los políticos, no en todos los partidos; algunos empresarios, no todos; y muchos periodistas, algunos no todos, que criticaban la intolerancia, la crispación y la confrontación, ahora parece que están interesados en profundizarla.-

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