Tras la cuestionada renovación de la concesión en 2010, Hidrovía SA se comprometió a dragar permanentemente el riacho.
Capitanich se lo había pedido a De Vido.
La última promesa fue empezar en 2015.
El escándalo de los cuadernos de Centeno se convirtió en una bola de nieve que ventila presuntos hechos de corrupción, uno tras otro, durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
En los últimos días, una larga lista de empresarios arrepentidos sumó a Gabriel Benjamín Romero, titular de Hidrovía SA, la compañía encargada del dragado y balizamiento de la Hidrovía Paraná-Paraguay, que confesó haber pagado 600 mil dólares a la misma Cristina por el decreto de renovación del contrato en 2010.
Como se sabe, la hidrovía no incluye los 14 kilómetros del riacho Barranqueras, frente a la ex Junta Nacional de Granos, el Puerto de Barranqueras y los muellees de las petroleras YPF, en Barranqueras, y Shell, en Puerto Vilelas.
Tras la renovación del contrato hasta 2021, el entonces gobernador Jorge Capitanich hizo ingentes esfuerzos ante el ministro de Planificación Federal: Julio De Vido, hoy detenido acusado de corrupción, para que el riacho sea incluido en la concesión de Hidrovía SA y así ganar el dragado de mantenimiento postergado hasta hoy.
Pero el dragado permanente nunca estuvo tan cerca como a fines de 2014, cuando el director nacional de Control de Concesiones de Obras del Ministerio del Interior y Transporte de la Nación: Diego Rodríguez, encargado de supervisar la concesión de la hidrovía, el jefe del Departamento Ténnico de la Gerencia de Ayudas a la Navegación: Mariano Marpegán, y el asesor del Ministerio: Fernando Galleto, y los ejecutivos de Hidrovía SA: Hanns Hoornaerd y Gisela Sívori, visitaron el complejo portuario y mantuvieron reuniones con Hugo Atanasoff, jefe de la Compañía Logística del Norte SA, creada por Capitanich para explotar la ex JNG, y autoridades portuarias encabezadas por Roberto Benítez, y “frentistas” del riacho.
En ese encuentro los funcionarios nacionales y los empresarios prometieron una inversión anual de 5 millones de dólares para el mantenimiento del riacho Barranqueras que incluía el dragado a una profundidad mínima de 12 pies en un canal de 60 metros de ancho, y la señalización necesaria para la seguridad de las operaciones en todos los muelles.
El entusiasmo era tal que anunciaron que los trabajos comenzarían el primer trimestre de 2015. El plan comenzaría con una batimetría que calque el fondo y detecte las zonas más críticas. La primera etapa demandaría una draga de corte y a partir de ahí una draga de succión por arrastre para el mantenimiento.
Sin embargo, cuatro años después del anuncio aún no hay novedades del dragado.
Ínterin, Peppo desplazó por decreto a Colono SA de la conducción del Puerto y restableció la Autoridad Portuaria. Y en el decreto siguiente le encomendaba al Puerto contratar a la Administración Provincial del Agua para que se ocupe del dragado, y asignaba para estos trabajos 2 millones de pesos por mes, y la diferencia, si hubiera, debía ser afrontada con lo recaudado en concepto de tasas por el uso del canal.
”Desde 2009 no se hace este trabajo“, dijo el gobernador Domingo Peppo al supervisar el inicio de los trabajos por cuenta de la provincia en 2016, que comenzaron en el muelle de YPF pero fueron abortados poco después.
Hubo un nuevo intento en 2017, con la urgencia que marcaban las periódicas bajantes que dejan fuera de servicio al puerto.
El titular de la APA, Francisco Zisuela, explicó que se haría una batimetría y se daría prioridad a los pasos críticos y al muelle fiscal, que le seguiría el muelle de Colono y después frente a los muelles privados como los de la Asociación de Cooperativas Argentinas y las petroleras.
Sin embargo, todo quedó en veremos. Basta con recordar lo ocurrido hace apenas unas semanas, cuando ni Shell ni YPF pudieron abastecerse por vía fluvial y varias barcazas terminaron encalladas en el mismo Puerto. El hidrómetro bajó hasta 2,24 metros y Prefectura Naval Argentina prohibió el ingreso de cargas.-
