El fiscal federal Federico Carniel entrevistó a Felipa Lalecori, de 90 años, hija
de un supuesto sobreviviente de la masacre de Napalpí.
Fue con el objetivo de añadir su relato a la causa que al respecto tramita el
Juzgado Federal de Resistencia.
La anciana basó su testimonio en lo que dice haberle transmitido su padre.
Aunque sus dichos “forman parte de la tradición oral” fueron calificados de
“muy importantes”.
Hace 96 años que testimonios de esta clase vienen corriendo como agua de
manantial.
Muchos son de carácter fundamental por provenir de personas moral e
intelectualmente intachables, además de ser personalidades contemporáneas
del hecho.
A casi un siglo del episodio, ya no hace falta inventar sobrevivientes ni
recoger testimonios irrelevantes.
Ya es hora de justicia.
No se entiende por qué la Fiscalía Federal local se empeña en llevar adelante
una “investigación”.
Porque los hechos relacionados con esa matanza de aborígenes ya son de
conocimiento público desde hace décadas, con más profundidad desde el año
1998.
Acta de fiscales
Funcionarios del Ministerio Público Fiscal suscribieron un “acta de apertura
de la investigación”.
Según informes periodísticos, lleva la firma de los fiscales generales Federico
Carniel y Carlos Amad, el fiscal federal Patricio Sabadini, y el fiscal ad hoc
Diego Vigay.
Argumentan que “el objeto de la investigación es establecer el por qué, cómo
y cuándo se consumaron los hechos”.
Estas tres cuestiones ya fueron esclarecidas y explicadas en el libro “Napalpí,
la herida abierta”.
Los fiscales quieren saber “quiénes son los máximos responsables y cuál es el
origen y las motivaciones económicas, políticas y sociales que han conducido
a su ejecución”.
Estos puntos también ya fueron debidamente revelados y explicados con
nombres y apellidos y abundancia de datos en el libro “Napalpí, la herida
abierta”.
Otro objeto de la investigación es, dicen, “que se conozca públicamente el
contenido integral de esta historia de horror”.
Desde 1998, año de la publicación de la primera edición de “Napalpí, la herida
abierta”, la sociedad conoce pública e integralmente el contenido de esta
historia.
Además se busca, alegan, “la difusión pública y completa de la verdad de los
crímenes perpetrados”.
La difusión pública y completa de la verdad sobre ese crimen contra los
aborígenes chaqueños ya ha sido revelada por el libro “Napalpí, la herida
abierta”.
Dignificar a las víctimas
Finalmente, el Acta consigna que otra de las pretensiones de la investigación
en curso es el “reconocimiento social y dignificación de las víctimas de
Napalpí”.
Justamente son esos dos derechos los que desde hace 96 años se espera de la
justicia federal.
Ese reconocimiento social y esa dignificación son las aún impagas deudas de
la justicia argentina con las víctimas de Napalpí.-
FUENTE: *(Historiador) - Vidal Mario*
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