"La alerta nacional nos alcanza y en el Chaco debemos actuar ya, sin vueltas. Pido a los padres completar el calendario de vacunación y reconocer los síntomas a tiempo", afirmó.
La confirmación de un caso de sarampión en Entre Ríos disparó las alarmas en el Chaco y se reiteran las dudas y consultas de padres en todos los ámbitos.
A partir de ahí, el Ministerio de Salud de la Nación activó una alerta que obliga a reforzar vigilancia y prevención.
Puede sonar lejano, pero el sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa: si encuentra niñas y niños sin las dosis correspondientes, corre rápido por escuelas, guarderías y hogares. Ese es el riesgo real.
Cómo se manifiesta
Ramos no endulza el diagnóstico. El sarampión arranca como un "cuadro gripal intenso": secreción ocular y nasal, compromiso respiratorio, esas pequeñas manchas blanquecinas en la mucosa bucal (manchas de Koplik) que son una pista clave.
A los tres a cinco días aparece un exantema rojo, muy característico, que se extiende por la piel. No es un resfrío fuerte ni un trámite: puede complicarse con neumonía, encefalitis y, en casos graves, terminar en muerte. El tratamiento es de sostén; la vacuna es la verdadera barrera.
La deuda con el calendario
La pandemia dejó una herida que todavía sangra: la caída de las coberturas de vacunación. En el Chaco —como en el resto del país— se siente el golpe. Lo admite el propio director del Pediátrico: hoy, con suerte, se roza el 60% en esquemas clave, cuando antes se sostenía el 90%.
El miedo a asistir a hospitales en tiempos de COVID y la expansión de discursos antivacunas hicieron su trabajo. Esa mezcla abrió una brecha peligrosa por donde pueden volver a colarse enfermedades que estaban controladas.
Lo que corresponde según la edad
La regla es conocida, pero vale repetirla: la triple viral (SRP: sarampión, rubéola y paperas) se aplica a los 12 meses y tiene refuerzo al ingreso escolar. Si hay dudas o esquemas incompletos, se puede —y se debe— completar.
Nadie pierde la oportunidad por haber pasado la edad exacta: el sistema está preparado para recuperar dosis.
No es un debate abstracto
Ramos fue tajante cuando le consultaron por la ola antivacunas y ciertos foros que ganaron visibilidad. Llamarlo "irracional" no es un exabrupto: es una forma de poner las cosas en su lugar. El carnet es el documento de salud de la infancia.
No se trata solo de proteger a "mi hijo", sino de cuidar a toda la comunidad: abuelos, bebés, personas con enfermedades de base. Las enfermedades contagiosas no respetan fronteras familiares.
La demanda en el Pediátrico
El hospital sostiene entre 200 y 300 consultas diarias, con picos que en invierno o fines de semana largos pueden trepar a 500. Predominan los cuadros estacionales: vómitos, diarreas e infecciones respiratorias.
El dato que importa para las familias: la atención, estudios y medicación están garantizados. Incluso quienes tienen obra social y hoy no pueden pagar el sector privado encuentran respuesta en el sistema público.
Revisar el carnet de vacunación
El doctor Ramos detalló que "si hay dudas, consultar en el centro de salud o en el Pediátrico". Y añadió: "Ante fiebre alta con secreción ocular/nasal, manchas en la boca o exantema, no esperar: asistir a la guardia.
Evitar la automedicación y reducir el contacto con personas vulnerables hasta tener un diagnóstico.
Volver a lo que funciona
Hay un camino probado: vacunación en escuelas, plazas y recorridas domiciliarias coordinadas con Educación y municipios.
El objetivo es recuperar coberturas y cerrar la puerta al sarampión. No es inventar la rueda, es hacerla girar de nuevo. Esta alerta no busca meter miedo; busca activar responsabilidad. En salud pública, cada dosis cuenta.-
FUENTE: www.diarionorte.com
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