El intendente de Resistencia: Jorge Capitanich, debió apelar inesperadamente a su versatilidad para adaptarse a una escala muy distinta de aquella que manejaba en sus tiempos de gobernador y presidente del Partido Justicialista.
Durante los últimos ocho años se había acostumbrado a ser la figura convocante y el principal y hasta único orador de actos multitudinarios que se contaban con muchos ceros, decenas de miles más, decenas de miles menos, como en el acto del cierre de su campaña para las elecciones de septiembre de 2016.
Cuando calculó que unas 80 mil almas lo habían seguido en caravana por todo el Área Metropolitana, hasta el mitin en Barranqueras.
Pero ahora las cosas cambiaron.
El miércoles tenía planeado lanzar desde la plaza España su programa para el mantenimiento de las grandes plazas de la capital, pero las inclemencias climáticas obligaron a posponerlo para el jueves.
Ahí, a la hora indicada, estaba todo montado: el atril tipo director de orquesta, sobre un podio, y a ambo lados dos grandes pantallas de led, equipo de audio y todo.
Pero estaba solo, parado frente a la veintena de “placeros” y sendos equipos de trabajo compuestos por carretilla, escoba, pala y rastrillo.
Un puñadito de periodistas de planta del municipio y funcionarios le hacían el aguante con más deseos de que todo pasara rápido que expectativas por escuchar su discurso.
No sabemos si docentes o alumnos de la escuela de enfrente, o comerciantes o el cura del barrio estaban entre la concurrencia, pero todo indica que no.
Nunca tan bien dicho “quién te ha visto, y quién te ve…”.-
FUENTE: www.hdpnoticias.com.ar
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